La omnipresencia de la tecnología en nuestras vidas y su crecimiento vertiginoso obliga a nuestros educadores a mantenerse al día para seguir siendo modelos de referencia para la siguiente generación.
Es vital que estén capacitados en la competencia digital que todos los ciudadanos necesitamos para participar de forma activa en la sociedad y además deben ser capaces de transmitir sus conocimientos en el aula.
La capacitación digital es una necesidad trasversal, sea cual sea nuestra ocupación. Las habilidades tecnológicas forman parte de la lista de imprescindibles para el buen desempeño de casi todos los profesionales que buscan las empresas.
La Comisión Europea calcula que alrededor del 90 % de los puestos de trabajo de Europa requerirán algún tipo de competencia digital. Esto convierte a estas formaciones en imprescindible para superar barreras.
Garantías de acceso
Para que los docentes estén a la altura, las políticas educativas deben garantizarles la infraestructura y los recursos tecnológicos, programas de desarrollo profesional y apoyo administrativo para poder integrar la tecnología en su práctica pedagógica.
Los profesores necesitan mantener sus competencias digitales actualizadas con una formación continua acreditada, que se centre en la adquisición de habilidades y conocimientos específicos para el uso efectivo de las nuevas tecnologías.
Estas actividades formativas deben ser flexibles, adaptables a las necesidades particulares de los contextos en los que se implementan y enfocarse en la creación de contenido y la implementación de la modalidad híbrida.
En concreto, los profesionales dedicados a la enseñanza necesitan un total de 23 competencias digitales específicas, agrupadas en 6 áreas, que recoge el Marco de Referencia de la Competencia Digital Docente.
Luego, cada Comunidad Autónoma regula los procedimientos para conseguirlo y su acreditación forma parte de los objetivos recogidos en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
Actividades formativas o test, no obligatorio
En 2022, el Ministerio pactó con las autonomías un calendario (que finalizó en diciembre de 2024) para acreditar la competencia digital del profesorado no universitario mediante la certificación de una o varias actividades formativas, o con un test oficial, no obligatorio.
A diferencia del resto de ciudadanos, aquí se evalúa la habilidad y los conocimientos para usar la tecnología como recurso educativo. Una vez superadas las actividades o la prueba, se consigue un título homologable y válido en toda España. Hay tres niveles:
1.- A1 y A2: son las competencias que deben tener los recién salidos de la universidad para convertirse en futuros profesores.
2.- B1 y B2: es el nivel intermedio y el que se puede exigir a los docentes.
3.- C1 y C2: es el nivel avanzado, necesario para los investigadores.
La Unión Europea ha destinado 300 millones de euros para desarrollar los programas de formación y certificación de la competencia digital en España. De nuestros 700.000 profesores no universitarios, 437.000 habían certificado sus habilidades tecnológicas a julio de 2024.
El compromiso de nuestro país es llegar a 560.000; el 80% de los docentes en activo deberá tener acreditado, como mínimo, un nivel de B2 para cuando se cumpla el plazo en diciembre de 2025, la ampliación que España ha pedido a Europa para lograrlo.
Informe Unesco 2024: Docentes y Tecnología
A nivel mundial, la Unesco realiza cada año un informe de seguimiento de la educación para garantizar que las decisiones sobre el uso de la tecnología prioricen las necesidades de los 32 millones de docentes y personal de apoyo, y que complemente la interacción humana en la educación, y no la suplante.
El texto huye de una visión excesivamente centrada en la tecnología y de trasladar un mensaje sobre su neutralidad; entre otras cosas, porque gran parte de ella no se ha diseñado con fines educativos. Y considera preciso probar su idoneidad y valor con relación a una educación centrada en las personas.
Asegura que actualmente, las discusiones sobre la tecnología educativa se centran en la tecnología, no en la educación. Por ello, la premisa básica del informe es que debe servirnos a todos y, en la educación, debe satisfacer las necesidades de estudiantes y docentes y centrarse en ellos. Y desmonta algunas ideas previas:
- las ventajas que la tecnología ofrece a corto plazo en términos de eficiencia se mantendrán a largo plazo, pero no todos los cambios suponen progresos;
- la tecnología no debe ser avanzada para que sea eficaz y solo porque algo pueda hacerse no significa que deba hacerse;
- prestarle demasiada atención a la tecnología en la educación suele tener un costo elevado.
Riesgos y obstáculos
Entre sus mayores riesgos, considera probable que la inversión en tecnología, y no en aulas, docentes y libros de texto en países de ingresos bajos y medio-bajos, aleje al planeta aún más del ODS 4, es decir, de una educación universal.
Constata diversos obstáculos que impiden al personal educativo aprovechar los recursos tecnológicos al máximo por problemas en el acceso a dispositivos digitales para enseñar o por ausencia de formación.
Y entiende que la integración sostenible de las tecnologías digitales se ve obstaculizada por la escasez mundial de docentes de todas las especialidades, sobre todo ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM).
Es un pez que se muerde la cola: Cualquier potencial que tenga la tecnología no se aprovechará a menos que el personal docente esté preparado para utilizarla. Si realmente queremos aprovechar las ventajas de la tecnología para el aprendizaje, necesitamos una formación adecuada antes y después.
Por todo ello, el Informe de la Unesco considera que la tecnología puede facilitar los procesos de enseñanza y aprendizaje, pero se necesita una mayor investigación, adaptación al contexto, consulta con el personal docente y apoyo integral.
Fuentes:
MRCDD_GTTA_2022
INFORME UNESCO 2024 DOCENTES Y TECNOLOGÍA
https://www.eca.europa.eu/es/publications?did=58096
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