
Los ministerios de Educación e Igualdad trabajan para crear una línea específica que profesionalice y dignifique el cuidado a las personas no dependientes, adultos o menores, con necesidad de cuidados en su entorno cotidiano.
Hasta el momento es posible formarse en tareas concretas para la atención sociosanitaria de personas en el domicilio, pero no en tareas más generales que abarquen el cuidado a personas sin ningún tipo de dependencia.
La iniciativa pretende reducir la brecha de género, ya que las mujeres asumen estas tareas hasta “un 80% más” que los hombres, según la ministra de Igualdad, Ana Redondo.
“La profesionalización de los cuidados, labores poco valoradas, nos permitiría ir evolucionando desde la conciliación hacia una auténtica corresponsabilidad social, familiar y en las empresas”, asegura la ministra.
La profesionalización de las/los cuidadores
En septiembre pasado se aprobó el Real Decreto 919/2024 que estableció una nueva cualificación profesional, bajo la denominación "Atención a personas no dependientes con necesidades de cuidados en su entorno cotidiano".
Esta cualificación se incluyó en el Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales y se sumó a la familia profesional de Servicios Socioculturales y a la Comunidad.
Ahora se trata de trasladar la cualificación profesional a la formación, con la creación de una nueva especialidad de Formación Profesional que está aún en fase de estudio y que podría traducirse en la obtención de:
1.- un certificado profesional o grado C (categoría que incluye empleos similares como la atención sociosanitaria a personas dependientes); o
2.- un certificado de competencias o Grado A, o microacreditaciones o acreditaciones parciales de competencias o Grado B.
Ámbitos profesionales y competencias
Según la descripción del Catálogo Nacional de Cualificaciones, esta formación permitiría “puestos de trabajo específicos y profesionalizados para ofrecer servicios de cuidado de personas no dependientes en su entorno cotidiano” a realizar en:
- el lugar de residencia de las personas no dependientes,
- en recursos sociales y educativos comunitarios,
- en espacios públicos del entorno habitual o
- en entidades de naturaleza pública o privada, como empresas de cualquier tamaño, tanto por cuenta propia como ajena.
Y sus competencias abarcarían:
Atender las necesidades de alimentación, higiene personal, vestido, autonomía y acompañamiento de la persona cuidada menor no dependiente.
Ocuparse de personas adultas no dependientes con necesidades de cuidados en alimentación, medicación, higiene personal e interacción social, en su entorno cotidiano.
Aplicar técnicas y recursos educativos de animación en el tiempo libre y otros ámbitos de la educación no formal.
Asistir como primer interviniente en caso de accidente o situación de emergencia.
La transformación social es el reto. Concebir los cuidados como una oportunidad de crecimiento personal para hacer formación y sensibilización social es el camino para dejar de verlos como una carga. ¿Te apuntas?
Fuente:
https://www.boe.es/diario_boe/txt.php?id=BOE-A-2024-20999
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